Los cítricos están incluidos en el genero Citrus al cual pertenecen las Naranjas, con sus su variedades como ser Naranja Japonesa, Amargas, etc., las mandarinas, los limones los pomelos, toronjas y las limas
Los cítricos están compuestos por principios activos como es la vitamina C o ácido ascórbico, que los convierte en alimentos con propiedades y beneficios para reducir el colesterol en sangre. Si sufres de hipercolesterolemia y tienes que realizar una dieta especial, no lo dudes, consume frutas cítricas que te ayudarán incluso, a mejorar tu salud cardiovascular.
Uno de los compuestos más importantes que contienen los cítricos es además de la fibra, el contenido en vitamina C o ácido ascórbico. Gracias a estos principios activos las frutas cítricas aportan beneficios especiales para tratar la hipercolesterolemia.
La figura y el peso
Los cítricos son también esenciales en una dieta para equilibrar el peso. Son una fuente natural de potasio y sodio. Las investigaciones llevadas a cabo demuestran que realizar un ejercicio regular e ingerir una dieta con alto contenido de fruta y vegetales y pobre en grasas, contribuye muy positivamente a mantener un peso saludable. Leer más...
Consejos
Los zumos de naranja son buenos entre horas. Mientras que en el desayuno, comida y cena se debe comer la pieza entera y masticarla lentamente. En cuanto a la cantidad, se comenzará por un kilogramo diario para ir aumentando progresivamente hasta satisfacer el hambre. Esto es importante, porque su eficacia depende de la cantidad ingerida y del alto grado de acidez de la naranja, aunque también las más dulces son buenas para realizar una cura.
Cuando se opta por una dieta depurativa de más de un día. Junto a las naranjas se puede consumir pan integral tostado, copos de trigo o avena cocidos con cebolla, ocho o diez ciruelas secas y previamente remojadas, o dátiles. Otra posible alternativa consiste en sustituir durante una temporada el desayuno o la cena por cinco o seis naranjas.
La primavera brinda la oportunidad de mezclar naranjas con fresas. Este plato- al que se le puede añadir miel-, que contará con una aportación de vitamina C muy alta y una capacidad diurética y oxidante muy reforzada por la acción de las fresas, ha de estar presente sobre todo en las mesas de las personas con anemia, albúmina, reumatismo o catarros crónicos.
Para aprovechar al máximo sus ventajas es necesario saber consumirla. Y, por lo tanto, saber combinarla. Los cítricos no deben acompañar a los platos de carnes, pescados o mariscos. Pero tampoco a las comidas en cuya preparación intervengan las grasas: fritos, quesos curados, frutos secos,… La manera óptima de ingerirlas consiste en acompañarlas de pan tostado, higos, dátiles, queso fresco, yemas de huevo, nata, plátano, piña, miel, fresas, arroz hervido sin aceite o, por supuesto, solas.
Acción terapéutica
Disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como las cardiovasculares
Reduce la formación de colesterol (LDL).
Ayuda a normalizar la presión arterial en personas hipertensas.
Favorece la absorción del calcio y del hierro vegetal.
Ayuda a evitar la anemia.
Juega un papel importante en la disminución del riesgo de padecer cataratas o degeneración macular.
Ayuda a prevenir distintos tipos de cánceres (pulmón, boca, esófago, laringe, páncreas, entre otros
Ayuda a neutralizar la formación de sustancias cancerosas.
Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico ayudando a combatir enfermedades.
Facilita la eliminación de residuos tóxicos del organismo (ácido úrico).
Mejora la cicatrización
Ayuda a la formación de colágeno para el crecimiento y reparación de células, tejidos, encías, huesos, vasos sanguíneos.
Propiedades de los cítricos para reducir el colesterol
-Ayuda a captar y eliminar el exceso de colesterol orgánico.
-Favorece la conversión del colesterol en ácidos biliares.
-Ayuda a neutralizar las hormonas del estrés, segregadas por las glándulas
suprarrenales. Esto influye positivamente sobre la salud cardiovascular, ya que el
estrés es un factor de riesgo para la aparición de cardiopatías.
-Reduce la formación de ateromas, placas de grasa que se depositan sobre las paredes
arteriales.
-Evita la oxidación de las grasas.
-Neutraliza los radicales libres.
-Mejora la actividad celular.
-Reduce el riesgo de sufrir espasmos vasculares.
-Mejora la flexibilidad de las paredes arteriales.