Los consejos, sugerencias
y guías para alimentarnos mejor están por todas partes y aunque es común que
los más populares sean para bajar de peso, muchas de estas dietas también
buscan construir hábitos más sanos para mejorar la calidad de vida de quienes
las siguen y así, mejorar su salud.
Y aunque hay muchos tipos
de dietas, en esta ocasión nos enfocaremos en las más naturistas, que además
están muy de moda, como el vegetarianismo, veganismo u otras, como la que
llaman crudismo (que se refiere a quienes comen todos o casi todos sus
alimentos crudos).
Las corrientes orgánicas
también se parecen a este tipo de regímenes porque en general todas buscan una
alimentación más natural, evitando alimentos procesados o químicos.
Vegetarianismo
Un vegetariano es quien,
generalmente, no consume productos animales, incluidos pescados y mariscos, aunque
muchas veces siguen consumiendo derivados de animales como huevos, lácteos o
miel de abeja.
Según el Instituto
Nacional de Medicina en Estados Unidos (INH, por sus siglas en inglés) , cuando
una dieta vegetariana es muy variada y balanceada, todos los nutrientes que
necesita un ser humano están cubiertos, incluidas las proteínas que normalmente
encontramos en las carnes.
Los vegetarianos pueden dividirse en:
Lacto vegetarianos: comen
lácteos
Ovo vegetarianos: comen
huevos
Lacto ovo vegetarianos:
comen huevos y lácteos
Veganos o vegetarianos
estrictos: sólo consumen productos vegetales
Las personas que tienden
a llevar una dieta vegetariana o vegana suelen tener ideologías más
responsables con respecto al medio ambiente y más compasivas con los animales.
Sin embargo, hay beneficios tangibles que se reflejan en la salud cuando se
siguen dietas de este tipo, como tener menor peso corporal, mejores niveles de
colesterol, una vida más larga, menos casos de hipertensión y diabetes tipo 2 y
menor riesgo de desarrollar cáncer.
Por otra parte, según el
Journal of Agricultural Food Chemistry, unos científicos italianos y japoneses
reportaron que los veganos y los vegetarianos absorben con más dificultad la
vitamina B12 en comparación con quienes sí comen carne.
Pero la Asociación
Dietética Americana (American Dietetic Association o ADA), dice que un régimen
vegetariano o vegano bien planeado, balanceado y variado en nutrientes es
totalmente saludable en varias etapas de la vida, incluidas la infancia o el
embarazo. Según varios estudios, las proteínas, el zinc, el calcio, el hierro e
incluso vitaminas como la D y B-12 sí se pueden obtener de alimentos no
animales pero la alimentación debe ser muy variada.
Veganismo
La diferencia con los
vegetarianos, es que los veganos no consumen nada de origen animal, de hecho,
ni siquiera usan prendas de vestir, cosméticos o productos de limpieza que los
contengan. Al igual que en el vegetarianismo, los granos (de preferencia
integrales) como arroz, trigo y cereales, así como las leguminosas, son una
gran fuente de nutrientes.
Según un estudio que
vincula la nutrición con la neurociencia publicado en el portal del Centro
Nacional de Información de Biotecnología, los veganos reportan menores niveles
de estrés y ansiedad que los omnívoros (los que comen todo) y entre más apegada
sea la dieta a productos vegetales y se reduzca el consumo de azúcar y
cualquier alimento animal, el ánimo de la gente se beneficia.
Crudismo
Los crudistas también
buscan alimentarse lo más naturalmente posible e intentan comer casi todo
crudo, no procesado y de preferencia orgánico. Tres cuartas partes de sus
alimentos deben ser crudos pero también hay quienes comen carne, huevo o
lácteos sin cocinar, es decir, no siempre son vegetarianos o veganos.
Según esta corriente,
consumir alimentos sin cocinar ayuda a bajar de peso, fortalece el cuerpo y lo
ayuda a prevenir y a luchar contra varias enfermedades. Deja intactas las
enzimas, vitaminas y minerales que contienen los alimentos y que suelen
perderse al cocinarse. En esta corriente piensan que se evita que se obstruyan
las arterias y el aparato digestivo con grasas, carbohidratos y proteínas que
no se digieren totalmente cuando su temperatura aumenta a más de 47 grados
centígrados.
Y aunque ellos aseguran
que la digestión mejorará, la piel será más sana y le gente se sentirá con más
energía, no es una dieta fácil de seguir pues se necesita mucha preparación,
organización y motivación.
Un reporte publicado en
Food Technology en 2012, informó que las dietas basadas en vegetales reducen
significativa o completamente la propensión genética a desarrollar enfermedades
crónicas como la diabetes tipo 2, cáncer o enfermedades cardiovasculares.
Mediterránea
La dieta mediterránea es
muy balanceada porque incluye muchos vegetales, fruta, semillas, cereales, una
cantidad moderada de huevo y pescado, poca carne roja y mucho aceite de oliva
como fuente principal de grasas.
Se originó en los países
del Sur de Europa que limitan con el Mar Mediterráneo y desde los 90 es muy
conocida en el mundo occidental. Es muy variada, baja en grasas saturadas
(grasas trans o hidrogenadas), alta en grasas monoinsaturadas y también es muy
rica en fibra y leguminosas.
Quienes llevan una dieta
mediterránea, a diferencia del régimen común que se observa en Estados Unidos
(alta en carnes, embutidos y grasas saturadas), tienden a tener menos problemas
de hipertensión, obesidad y/o cáncer.
Pero las dos cualidades
principales de esta dieta son la reducción de las enfermedades coronarias y la
disminución de los casos de diabetes tipo 2 que se pueden relacionar al elevado
consumo de aceite de oliva y al consumo de vino tinto en moderación, debido a
su alto contenido en antioxidantes llamados flavonoides.
Según un
estudio en 1.5 millones de adultos se demostró que la dieta mediterránea baja el
riesgo de sufrir enfermedades cardiacas y cáncer e inclusive Parkinson y
Alzheimer. Además este régimen puede aplicarse a toda la familia: no sólo por
los ingredientes que utiliza, sino por la importancia que le da a la
convivencia familiar a la hora de la comida además de que reconoce la
importancia de la actividad física.
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